
Emilio Cárdenas
La inesperada pandemia del llamado “coronavirus” ha golpeado muy duramente a las economías del mundo, casi sin excepciones. Incluyendo, ciertamente, a la poderosa norteamericana, que recién comenzó a recuperarse del impacto, muy lentamente, a fines de Mayo pasado.
En la edición del domingo pasado, el diario USA TODAY una oportuna nota de George Petras y Paul Davidson aporta información de peso, que nos permite advertir la realmente enorme dimensión del barquinazo sufrido por los EEUU.
Esto pese a los trillones de dólares gastados para estimular a la economía, que incluyeron préstamos no reembolsables para las empresas más pequeñas.
Todo lo contrario, por cierto, al consejo que inicialmente se le diera a nuestro poco experimentado presidente, de imponer un nuevo tributo al patrimonio a aquellos que, en rigor, son los únicos que pueden mañana dinamizar el recupero de la actividad económica argentina: los que tienen alguna capacidad real de invertir.
En el primer trimestre del año, ante lo sucedido, el PBI norteamericano cayó un 5%. En el segundo trimestre, se precipitó un espeluznante 34%.
El desempleo, que en febrero pasado estaba en un 3,5%, saltó al 14,7% en abril, para seguir cayendo y luego rebotar hasta alcanzar el 11,1%, en el mes de junio pasado.
La confianza de la comunidad empresaria en el futuro inmediato de los EEUU reflejó también lo sucedido y cayó, drásticamente, en el mes de Abril y regresó, levemente, en Junio, pero sigue ciertamente bien por debajo de la situación existente antes de la crisis.
Las ventas minoristas, que habían caído -como piedra- en Abril, mejoraron luego, en Mayo y en Junio.
Las ventas de inmuebles, que también habían caído en Abril y Mayo, mejoraron en cambio en el mes de Junio, bastante significativamente.
Las acciones, por su parte, también recuperaron una parte del terreno perdido en Marzo y Abril y están ahora en valores que sólo son un 4,4% inferiores al record de todos los tiempos. Nada mal en esto, queda visto.
El golpe de la pandemia ha sido bien duro y la recuperación será aparentemente lenta. Habrá oportunidades naturalmente y todos deberemos ser muy prudentes, pero a la vez no debemos necesariamente encerrarnos en el inmovilismo.
(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.
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